La cuchipanda que pretende gobernar España

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La cuchipanda que pretende gobernar España

Mi historia de hoy me remonta a mi juventud. Una generación que tuvimos que madurar a base de sortear todos los obstáculos que las circunstancias propiciaban.


Desde los 60 en adelante, y de forma gradual, la chavalería lo ha venido teniendo más fácil, así hasta hoy; de lo que me alegro. Si bien tardan lo mismo en irse de casa de papi y mami como en madurar.


Algunos han accedido a la dolce vita de la política sin haber dado antes un palo al agua ni haber cotizado un euro.


Zapatero fue el señuelo que jubiló la grandeza de la generación de Felipe y la excelencia de la baronía de entonces. Y predicó con el ejemplo de las Bibiana, Leire y compañía.


El colegueo de Tania Sánchez que ha acabado con Cayo Lara, Gregorio Gordo y Ángel Pérez es tendencia.


Los bandazos de Pedro Sánchez preocupan más allá de Ferraz contrastando con el sereno ascenso de una cuajada Susana Díaz y, me parece un acierto el candidato Carmona, cincuentón, a la Alcaldía de Madrid.


Y el problema del PP puede ser la "arriolitis" pero no precisamente de púberes graciosillos y ocurrentes: la juventud de Soraya, Alonso, Arantxa Quiroga como Irene Lozano en "UPD y Albert Rivera en Ciudadanos, son ejemplos de equilibrio entre la edad y la formación.


¡Al lío!


No habíamos salido de la rabieta de niña chica, o mal criada, de la diputada Montón (Burjasot, 1976) acusando al Ministro de Sanidad de "verdugo de las mujeres" cuando no lleva ni 5 minutos en el cargo, cuando el joven Pablo Iglesias, corrigiendo y enmendando las travesuras del niño Errejón, en plan fantasioso tipo "pequeño Nicolás", se confesaba autor intelectual del "golpe de estado" del 13M, tras la matanza de Atocha.


Para dar un golpe de estado no hace falta uniforme, estrellas, galones, ni sables. En la Facultad de Políticas sí saben dar lecciones de tales felonías.


Pero no queda ahí la cosa.


Hay que ser muy infantil, un insensato para en asunto tan repugnante


estar ahora las huestes de Podemos y los socialistas tirándose de los pelos, retándose como frentes futbolísticos, para ver quien se cuelga la más sucias de las medallas y quien da más asco.


Ante ello, el pueblo español antes que sorprenderse debería tomar nota y echar mano de la sabiduría del refranero español:


"El que se acuesta con niños, meado se levanta".


Mojado cuando no más sólido..... ¡Vamos, entre fuerte y flojo!


Tú misma España...y los españoles.



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