Ganaderos de lidia: El discreto encanto de la revolución sin ruido

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PJC.N


EDITORIAL (PROGRAMA "LA DIVISA" DEL 1 DE JUNIO 2020)

Ganaderos de lidia: El discreto encanto de la revolución sin ruido


El relevo en la presidencia de la UCTL (Unión Criadores de Toros de Lidia) por caducidad de mandato de Carlos Núñez y la elección de Antonio Bañuelos, se ha producido con total discreción, sin ruidos. Y ha supuesto toda una revolución, donde los trapos sucios se han lavado en casa sin dar tres cuartos al pregonero.


Se le ha dado la vuelta como a un calcetín sin hacer prisioneros y la renovación generacional de su Junta Directiva ha sido un ejemplo de cómo se hacen las cosas sin provocar escándalos ni salidas de tono.


Una Junta Directiva en que “mastines y cachorros” de hierros de prestigio y , a su vez, universitarios avezados en dirigir sus explotaciones como una empresa más, como los ahora llamados “CEOS”, es una garantía de futuro sin despreciar la experiencia de ganaderos veteranos en estas lides: bien por sus presencia en la Junta o por delegación de los grandes ganaderos en sus herederos para su cometido, pero fieles a la tradición de cada casa.


Una bocanada de aire fresco, pero con genes y ancestros en sus nuevos miembros, con el ADN personal e intransferible. Una renovación con “pedigrí”, con sus mayores detrás, protegiéndoles, y siguiendo dándoles de “mamar” de todo su caudal acumulado con los tiempos.


Bañuelos ha sabido unir lo tradicional renovado, casos de Juan Pedro y Borja Domecq, con las “nuevas generaciones” ganaderas -casi sin salir del cascarón paterno pero con tremenda preparación-.

Son los casos de la hija y nieta de “los victorinos”, el hijo de Victoriano o de Conradi (el de La Quinta), de Lucía Núñez (Palmosilla) o Rafa Iribarren (José Cruz), o Sampedro.


Todo ello, además en un equilibrio representativo de las diferentes zonas ganaderas donde la presencia del portugués Vega Teixeira y de José Luis Iniesta da ese aire fresco, sin perder esencias tradicionales, que tan necesario es en estos momentos de crisis galopante y una imagen cara a la Unión Europea, importantísima en cuestiones ganaderas, para garantizar el mejor de los tratos ,por preparación, de una especie que muchos quieren extinguir.


El mejor antídoto para aquellos francotiradores, de dentro y de fuera, que ven esto de los toros como una antigualla y algo demodé, además de otras cosas.


Y todo con el discreto encanto de las revoluciones sin ruido, que son las mejores evoluciones.

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