Ponce, Morante y Morenito sellan tres obras maestras ante sólo media plaza en Alcázar

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TEXTO: JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: IVÁN RODRÍGUEZ MOROLLÓN



Enrique Ponce, Morante de la Puebla y Morenito de Aranda trenzaban el paseíllo este domingo en la localidad ciudadrealeña de Alcázar de San Juan dentro de la tradicional corrida de toros en el rincón manchego. Se lidiaban astados de Las Monjas para la ocasión.


Reservón en los primeros tercios se mostró un primero de Las Monjas que luego no dio opción alguna en la faena de muleta. Animal que no se lo puso fácil en banderillas a los subalternos y que en la muleta tampoco ofreció juego en la muleta del valenciano. Detalles someros y estocada.


Se estiró Morante a la verónica con más raza que ortodoxia. Dos largas antes y al final del saludo tuvieron eco arriba. Le puso complicaciones a Lili el astado, al que el torero de La Puebla dejó compases gustosos tras el inicio por ayudados por alto. Lo intentó el torero cigarrero sin que la obra fuese rotunda. Mató de pinchazo y estocada. Ovación.

Con buen gusto a la verónica recibió Morenito de Aranda al tercero de la corrida, un animal que lamentablemente y por no devolverlo, se echó en el ecuador de la faena. Triste imagen de un inválido. Pobre imagen ganadera. Mató al astado de pinchazo doble y descabellos.


Otro aire tenía un cuarto al que Ponce le enjaretó el toreo a la verónica de salida. Cuidó la condición del animal, al que el torero valenciano mimó en todo momento. Movilidad tenía un astado repetidor, con codicia con el fallo de un punto de falta de clase. Por la derecha lo pasaportó Ponce en compases de mucho calado al inicio de la faena. Toro al que también construyó a zurdas para terminar faena por poncinas en terreno de tablas. Mató de estocada recibiendo y cortó dos orejas con petición de rabo no concedido.


Una auténtica obra maestra selló Morante de la Puebla en su faena al quinto de la corrida, un año al al que no pudo saludar a gusto por su condición suelta pero con el que si se estiró a la verónica en el quite. Tuvo compás y armonía el toreo a la verónica del torero de La Puebla, que luego fue construyendo una faena de mucho gusto y calado que comenzó por doblones de rodillas. Por el derecho, el mejor pitón del toro, fue la disposición de Morante ante un animal al que selló muletazos de mucho encanto. De rodillas finalizó faena, matando de pinchazo y estocada, intentando descabellar sin éxito con la puntilla y luego de golpe de verduguillo. Sorpresivamente no hubo petición de oreja pero sí de que diese vuelta al ruedo tras la ovación.


Extraordinarias fueron las verónicas que le sopló Morenito de Aranda al sexto Titular, pero debió ser devuelto por inválido. Del mismo hierro fue un sobrero al que le ejecutó otro ramillete para el recuerdo y con el que calentó al tendido. Buenos fueron los pares de un Andrés Revuelta ovacionado. Con Garbo fue el prólogo muleteril en el que el torero se lo llevó desde el olivo hasta el centro con gusto. A partir de ese momento, y tras tres tandas de conexión, las otras tres siguientes a diestras fueron de toreo relajado, de concepto erguido y de mentón en el pecho. Cambios de mano de mucho gusto y estoconazo final para pasear doble premio.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Alcázar de San Juan. Corrida de toros. Media plaza.

Toros de Las Monjas.

Enrique Ponce: Ovación y dos orejas

Morante de la Puebla: Ovación y vuelta el ruedo

Morenito de Aranda: y dos orejas y rabo

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