Padilla y El Fandi, a hombros en la tercera de Sanse

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TEXTO: MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ-OLMEDO

Juan José Padilla, El Fandi y López Simón hacían el paseíllo este viernes en la tercera de la Feria del Cristo de los Remedios de la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes. Se lidiaban toros de Marqués de Quintanar para la ocasión.


Al abanto y huidizo primero le costó centrarse en el percal que le ofreció Padilla, pero luego empujó con ímpetu en una vara corta y una más al relance. También en la muleta resultó tardo y le costó un mundo arrancar, pero tenía calidad en el trapo cuando lo hacía y supo Padilla aprovecharé las tres arrancadas y media para ligar las tandas. A menos en el viaje, tuvo que tirar de recursos el Ciclón y encadenar le los de pecho para llegar al tendido. Una estocada corta, sobre el aviso, hizo posible la primera oreja de la tarde.

Con tremenda suavidad meció Fandi al armónico segundo a la verónica, un animal al que había recibido con una larga cambiada de rodillas en el tercio y al que colocó en el caballo galleta do por chicuelinas con mucho gusto. Zapopinas ejecutó en el quite, más espectacular pero menos brillante. Sí lo fue con las banderillas, en dos cuartos y un violin de eficiente facilidad. Tanto como con la muleta, con la que tuvo el acierto de encontrar la distancia y embarcar con precisión matemática para que no parase el animal. Humillado y con la cara volcada, tuvo calidad para que tomase cuerpo un trasteo suave y templado, más largo cuando viajaba a zurdas, con el toro embistendo con voluntad. De rodillas epilogó también el granadino, tan a gusto que le sonó el aviso antes de soplarle una estocada tendida y breve que bastó para cortarle una oreja tras pinchar en primera instancia en una banderilla.


Uena hechura y bella lámina tenía el castaño tercero, al que le sopló López Simón un ramillete de verónicas templadas y de encaderado dibujo, muy empacadas para abrir boca. Se le midió el castigo en varas al torete, que siempre se desplazó con buen son. Pero duró hasta que tomó Alberto la muleta, porque entonces volvió ancas, tomó camino de chiqueros y no quiso saber más de cites. Meritorias fueron dos series, provocando el viaje hacia afuera y aprovechando luego la querencia para pegarle el muletazo bueno. Pero hasta ahí duró el castaño. Lo demás fue matarlo con solvencia. Aún así, le premiaron la voluntad con una ovación.


Recogido de hechuras el cuarto, tuvo ritmo y buen aire en las verónicas del saludo de Padilla, y se empleó en el duro castigo que recibió en el jaco. Banderilleó el Ciclón a petición popular, con su habitual solvencia y facilidad para cuadrar. Tuvo movilidad el toro en la muleta, en un trasteo que inició Padilla de rodillas pegado a las tablas, llevando larga la embestida que regalaba con largura el animal. Toreo a placer del gaditano, que supo com inar los derechazos de suave trazo con las trincherillas, los molinetes y las manoletinas con las que concluyó la labor, premiada con una oreja tras pinchazo y estocada.


Al quinto, bajo y reunido, le aprovechó el brío Fandi para lancearlo con gusto y con maestría por el pitón izquierdo, porque el viaje por el derecho siempre tendía a la barriga de David. Mejoró tras el buen puyazo, permitiendo un quite por chicuelinas del granadino. Apretó en banderillas el toro, rozando la barriga en el primer par y destrozando el chaleco en el tercero, por lo que sacó la raza Fandi para dejarle otro violín con la plaza en pie. Y no fue fácil el animal, que nunca terminó de entregarse a un Fandi que tuvo el acierto de imponerse desde el inicio y aún así le tiró arreones hasta el final. Sin embargo, tuvo oficio y Tauromaquia David pata fomentar le la ligazón a base de colocación y cite preciso, siempre manejando con acierto los tiempos de la lidia. Hasta la estocada contraria, tras la que sonó un aviso que no fue obstáculo para pasear la oreja que le abría la puerta grande.


El sexto, larguirucho y feo, tuvo el freno de mano fácil en las verónicas que le marcó López Simón y decidió no tomar con entrega. Mucho rato estuvo en el caballo, pero no mejoró su condición. Cuando lo cerraba Yelco Álvarez para comenzar la faena de muleta lo prendió de fea manera, afortunadamente sin consecuencias aparentes. Pero tiró de valor seco y de raza López Simón, que se pegó un arrimón de verdad, con el toro empujando y jugándose la vida sin trampa. Un pinchazo provocó que el palco no concederse la segunda oreja que se pidió mayoritariamente.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de La Tercera. San Sebastián de los Reyes (Madrid). Tercera de Feria. Media entrada.

Toros de Marqués de Quintanar, tardo pero con calidad humillada el primero; con calidad y entrega el buen segundo; manso de yugo el tercero; de clase, largura y calidad el gran cuarto; áspero y exigente el hermoso quinto; medidor y correoso el complicado sexto.

Juan José Padilla, oreja y oreja.

El Fandi, oreja y oreja.

López Simón, ovación y oreja. 

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