Ponce y Roca Rey empatan a tres y revientan la feria de Málaga

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EMILIO TRIGO

Enrique Ponce, José María Manzanares y Roca Rey componían el último cartel estrella a pie de la Feria de Málaga este sábado. Se lidiaban astados de Juan Pedro Domecq para el cierre de corridas de toros en La Malagueta. Se descubrió un azulejo conmemorativo por el indulto el año pasado de ‘Jaraiz’ de Juan Pedro Domecq.


‘Galán’ abrió plaza. Toro de carnes sueltas, altón y sin demasiadas fuerzas y es que el primero se derrumbó dos veces antes del caballo y la parroquia se puso irascible. Al corral tras entrar en el jaco.

‘Adivino’ también con El hierro de La Palmosilla. A este Enrique Ponce lo


recibió con decoro capotero. Lo cuidó el valenciano en el peto con sigilo y mimo. Este segundo sobrero, fue pronto en la arrancá sin embargo su embestida no era entregada llevando el hocico a media altura. Se movió de un lado a otro con obediencia pero sin demasiada transmisión, algo que puso el maestro desde el primer instante. Faena inteligente y pulcra, donde dominó los cites y las alturas de la muleta. La presentó enseñándola arriba para posterior trazar de arriba a bajo con largura en el viaje. Tiró de su oponente hacia delante al que toreó de dentro del tercio puesto que allí se sentía el astado más colaborador. Le tapo muchas cosas a su antagonista. Ponce se fajó con su ‘primero’ al que convenció para crear su vistosa obra. Espadazo y oreja.

El segundo de la tarde ‘Nunciador’ salió cuando el reloj marcaba una hora de festejo. Al ‘colorao’ lo tanteo Josemari sin lucimiento en el percal y lo cuidó en varas puesto que su fortaleza no estaba muy sobrada. Manzanares lo sobó en unas primeras tandas sin apretarle por abajo, dejándole su inercia para componer con su estética. Otro que jamás se entregó, ni humilló yendo con la cara por encima del palillo. Embistió mirando al cielo de Málaga. José María Manzanares lo muleteó por ambos pitones intentó hacerle bajar el hocico pero fue una ardua tarea que no consiguió. Manzanares firme y decidido ante un deslucido que no dijo nada en ningún tercio. Pinchazo y estocada.

‘Fundador’ que hizo tercero, era alto, ofensivo, de pitones señaladores. Al tercero el peruano le soltó cuatro lapas de acusada personalidad y gusto. Respondió bien el Juan Pedro. Inexistente la suerte varas que el público aplaudió y el presidente consintió. Buen quite Roca por chiquelinas que soltó las muñecas con buen aire. Brindis público. Explosivo fue el inicio con varios estatuarios por alto y un desprecio de cartel. El peruano se lo sacó a los medios cuajando una serie larga donde le exigió a su oponente que embistió con entrega pero de viaje corto y queriendo puntear el engaño con un derrote al final del trazo. Lo crujió por abajo en cada serie al natural donde lo cogía en corto y lo soltaba largo. Series con personalidad y muy afianzadas en el albero que conectaron en prefectos armonía con el público. Fiel a su personalidad le soltó alguno por la espalda a modo de descarga sorpresiva y es que Roca Rey impuso su ley a un colaborador sin picar tercero. Se puso en el sitio donde se compra un cortijo y donde te meten en la cama. Finalizó con unas manoletinas muy ajustadas y expositoras. Siempre hubo más torero que toro. Pasmosa seguridad del ‘Gallo de Peruano’ ante un Juan Pedro Domecq con tralla pero con obediencia. Media en buen sitio.


‘Montero’ embistió bien al suave capote de Ponce. El maestro valenciano le compuso un bonito saludo a la verónica. Derribó en la segunda vara de bravo, con pujanza y fijeza. Toro serio el cuarto de hechuras y de comportamiento. Alegre en banderillas y lidia. Ponce lo brindó con paso rápido, como queriendo empezar pronto su faenón. El toro tuvo ritmo y son además de buscar abajo el engaño con mucho celó, entrega y clase. Gateo el bravo Juan Pedro en la portentosa muleta del maestro valenciano. Ante tan buen material Enrique Ponce se hartó de torear en una faena de gran parangón ante un toro que jamás bajó la persiana. Ponce lo llevó muy cosido por la barriga de la muleta -por la panza- abandonando la técnica el cuerpo. Surgió el toreo de verdad, el sentido y expresado con temple por los dos pitones y que enloqueció a La Malagueta. El ‘Picaso del Toreo’ obró una faena de muchísimos enteros donde la expresividad y la ligazón fueron sobresalientes. Labor donde hubo variedad y manejo de tiempos cuasi a la perfección. Un pincel por muleta y unas muñecas soñadoras que pintaron un cuadro para el recuerdo que alguno quiso indultar.

El quinto por nombre ‘Caribello’ de 514 kg metió con claridad la cara en el capote de Manzanares. El alicantino salió arrebatado y con hambre, para no irse de vacío de la comparecencia malagueña cimentando una buena faena. Josemari lo muleteó con personalidad, esa que marca la gran clase que tiene en sus muñecas ahormando series de excelso corte e interpretación. Manzanares ligó al natural y también en en torero fundamental abrochando sus series con cambios de manos y trincherillas de mucho dominio y plasticidad. Labor de enteros ante un buen toro que duró hasta el final y que aguantó por abajo las exigencias del alicantino. Mato de media recibiendo y eso enfrió el ambiente con una leve petición. Una pena la obra era merecedora de premios.

‘Envilecido’ no tuvo ritmo en el saludo de Roca Rey. Otro que se cuidó en varas y al que Ponce le firmó un precioso quite por chiquelinas, respondiendo el peruano por tafalleras y caleserinas. Brindó a la Infanta Victoria Federica. El de Parladé tuvo teclas enseñando una embestida reponedora y sosota. Roca lo esperaba con la muleta muy abajo -arrastrando el paño dos cuartas- y permitiendo que el sexto tirara una cornadita a la mitad de cada viaje. Firme y capaz como una estatua y con una ambición inusual, puesto que ya tenía la Puerta Grande abierta y quería más. Labor de inconformista donde ofreció la versión del valor y aquilatada quietud. Le aguantó parones escalofriantes y domeñó con aplastamiento y seguridad a su oponente. Estocada, aviso y oreja.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de La Malagueta. Penúltima de Feria. Corrida de toros. Lleno.

Toros de Juan Pedro Domecq. Devuelto por inválido el primero; el sobrero pareció enfermo y hubo que apuntillarlo en el ruedo;

Enrique Ponce, oreja y dos orejas.

José María Manzanares, silencio y ovación.

Roca Rey, dos orejas y oreja. 

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