Pablo Mora, lo más destacado de la final de nocturnas en Madrid

|


F800x450 134488 185934 158



TEXTO: MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ-OLMEDO

Alejandro Fermín, Pablo Mora y Rafael González eran los novilleros finalistas del certamen de novilladas nocturnas del mes de julio en Las Ventas. Se lidiaban astados de Juan Antonio Ruiz Román (Espartaco).


Al cárdeno salpicado que hizo primero para lucir su bella estampa le sopló Alejandro Fermín un saludo de verónicas genuflexas y chicuelinas ajustadas con vibrante remate que llegó mucho al tendido. También las ajustó Rafael González en el quite, pero después de un tercio de varas protestado que dejó todo mucho mas frío. No lo estuvo con Fermín, que supo calentar el inicio con cambiados muy en corto para coger muy pronto la mano izquierda y buscar dar un toqje de autoridad. Lo hizo en varios pasajes, porque a torear al natural se aprende, pero a sentirlo, no. Muletazos de bello trazo dejó tambien con la mano derecha ante un novillote noblón y obediente al que le faltó fondo para transmitir mucho más. Media estocada tendida no fue suficiente para acabar con el utrero y los posteriires fallos le enfriaron el posible trofeo. Ovación tras aviso.


La caja del segundo era de toro de plaza de segunda, y encendida fue su arrancada inicial al capote de Rafael González, pero le faltó continuidad, ritmo y entrega, tanto en telas como en peto. Fue una actuación con altibajos la de Rafael con el novillo, pero pesaron mas los momentos de asiento y cintura cimbreada, poderoso por momentos con un utrero que tampoco anduvo sobrado de poder. Tuvo fe y tuvo asiento, y mató de una estocada que precedió al atasco con el descabello y al silencio tras aviso.

Con faroles de rodillas saludó Pablo Mora el ímpetu inicial del tercero, que se abrió mucho en el capoge, mas por mansedumbre que por clase, y derribó con mas habilidad que poder en el jaco. Y, como buen mansito, embistió por abajo el novillo, y hasta se redondeó despacio en ocasiones, pero perdió el objeto mas de la cuenta y se aburrió de tela a mitad del muletazo mas de una vez. En el habdr de Mora, un sentido del temple muy acusado y un oficio para sañir de muchas trampas, pero en su debe queda la falta de vdrdadera apuesta por un utrero que posiblemente se hubiera negado a caminar, pero no quedó demostrado. Regular con la espada, escuchó silencio.


Alejandro Fermín salió a entregar el bofe el el cuarto, un toro com toda la barba al que saludó con cinco largas cambiadas de rodillas y una media, también de rodillas, que un inoportuno tropezón del toro dejó deslucida. Pero la disposición quedó evidenciada. Mucho mas cuando quitó con el capote a la espalda y le replicó Rafael Gonzalez por zapopinas. De rodillas en lls medios inició faena para dejarse venir a un utrero atolondrado y sin concierto que tuvo la movilidad para apostarle en esta plaza. Y lo huxo el extremeño, que dejó sitio al imprevisto y cruzó la raya antes de torear a zurdas. Pero bajó un poco el final de faena, donde sólo sobresalió una serie de baja mano diestra con el novillo cosido al fleco hasta el de pecho. Cerró trasteo con manoletinas y con una media estocada tendida que no sirvió para pasar del silencio tras aviso y varios descabellos.


Al quinto también le apostó Rafael González por la explosividad en la puesta en escena, con la diferencia de que este sí tuvo fondo para moverse y entregase a la vez, lo que acusó Rafael mediada una faena que comenzó fulgurante y de rodillas. Empujó el utrero la tela con las puntas de los pitones, el morro barriendo la arena y ligerito en el ademán. Un espectáculo con el que no siempre anduvo a la altura González. Muy animoso para sacarle rendimiento al riesgo asumido, inteligente para sobresalir con el novillo de la noche, pero dejó mas poso en otras ocasiones. Lo mató de una estocada y saludó una ovación tras petición tímida.


A la puerta de chiqueros se fue Pablo Mora a saludar al sexto, un novillo muy protestado en varas por flojo de condición, que ya había sido protestado de presencia con anterioridad. Tanto lo pitaron que terminó siendo devuelto. En su lugar salió un novillo del mismo hierro que solo la edad tenía de utrero. Amplio de pechos y trana, generoso de pitón y de badana, le daba importancia su presenxia a lo que se le hiciera. Por eso lo brindó al publico Pablo y se fje a bregar con él hasta limarle la pereza al embestir, la amulada condición y la brusquedad en los ademanes. Y cuando lo consiguió apareció cierta volutand de tomar las telas por abajo, que fue la pizca que utilizó Pablo Mora para construir su labor. Y poco a poco fue buscando la colocación y depurando la pureza para enganchar con precisión y vaciar con profundidad. Sobresalió al natural, con los pies juntos y la figura muy de frente para vaciar tras la cadera. Asentada y serie la actuacion del novillero, al que le cayó defectuosa la espada pero acertó con el descabello para saludar una ovación tras petición y aviso.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas. Última novillada del concurso nocturno durante el mes de julio. Novillada con picadores.

Novillos de Juan Antonio Ruiz Román (Espartaco), noble pero con el fondo justo el obediente primero sin transmisión; docilón sin maldad pero a menos el negro segundo; noblón pero anodino el mansito tercero; de humillada movilidad el amplio cuarto; entregado, humillado y con enclasada movilidad el gran quinto; devuelto oor invalido el esmirriado sexto; con fondo y humillación el serio sexto bis, aplaudido.


Alejandro Fermín, silencio tras aviso y silencio tras aviso.

Pablo Mora, silencio tras aviso y vuelta al ruedo.

Rafael González, silencio y vuelta al ruedo. 

Sin comentarios

Escribe tu comentario




No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.