Paquirri, tras la cornada mortal: "¡Que llamen al Doctor Vila!"

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A lo largo de su dilatada y exitosa carrera al frente de la enfermería de la plaza de toros de Sevilla, Ramón Vila ha vivido momentos muy duros y, por fortuna, ha salvado la vida de muchos toreros.

Sin embargo, su nombre, traspasó fronteras cuando el 26 de septiembre de 1984, en Pozoblanco (Córdoba), Francisco Rivera «Paquirri», herido gravísimamente, pronunció aquellas palabras que dieron la vuelta al mundo: «¡que llamen a Ramón Vila!».

Por desgracia, el insigne galeno no pudo salvar la vida de su amigo porque la cornada era mortal de necesidad. Curiosamente Paquirri había sido el primer torero al que operó como cirujano jefe y de ahí venía la amistad que se tenían ambos.

Pero en el currículo de este prestigioso cirujano, hay que apuntar los nombres, por citar sólo los más recientes, de Pepe Luis Vargas, Jesús Cardeño, Curro Sierra, Luis Mariscal y Jesús Márquez, que vieron cómo sus manos les devolvían a la vida.

La temporada más fatídica que ha tenido fue la de 1992 cuando tuvo que asistir a dos toreros con cornadas mortales en la Maestranza, ambas habían ido directamente al corazón de los desafortunados, una la de Manolo Montoliú el 1 de mayo y otra la de Ramón Soto Vargas el 14 de septiembre.

La cornada más grave a la que hizo frente fue la del novillero Curro Sierra en junio de 2004, cuando un novillo le arrancó la unión de la iliaca con la femoral. Gracias a la presencia de cirujanos vasculares en el equipo pudo hacer un by-pass y salvar la vida y la pierna del joven novillero.

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