​De lo extraordinario y la rutina

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EDITORIAL (Programa La Divisa del 30 de abril de 2018)

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   Pedro J. Cáceres


De lo extraordinario y la rutina



Hay hechos, principalmente deportivos, que de lo extraordinario hacen rutina pero no pierden su intensidad en la admiración de la opinión pública. Los títulos consecutivos de Rafa Nadal, Carolina Marín, Lidia Valentín, el Barcelona o el Real Madrid por poner un ejemplo.

Pero, cualquier traspiés que les relegue en cualquier competición, aunque sea en puestos de podio, supone el empezar a cuestionarlos.



En el mundo del toro ocurre igual, pero corregido y aumentado. Incluso el hecho excepcional (o no tanto) de El Juli en Sevilla hace murmurar a la peña: “en Madrid le quiero ver”.

Los constantes éxitos, durante 28 temporadas, de Enrique Ponce que ayer cortaba un rabo en Aguascalientes, son hechos extraordinarios que con tanta acumulación se convierten en rutina y no se ponen en su valor.



Ocurre al contrario con otras figuras del toreo consentidas en seguir con su rutina, algo ramplona, pero que por dosificación máxima se convierten en eventos de índole extraordinaria.



Hace semanas se anunció la reaparición de Morante en Jerez. Y luego Valladolid, Toledo y Granada. Todo una vez pasadas Fallas, Sevilla y San Isidro y sin atisbo que pueda asomarse por, no ya Pamplona, Bilbao, etc. Sí en Sn Miguel en La Maestranza. Algo es algo.

Y desde el jueves, la noticia de alcance, es la vuelta de José Tomás a ruedos españoles, el 29 de junio en Algeciras… ¿Y luego? Dios dirá.



Lo que va de competir a exhibiciones puntuales, de la NBA a los Globetrotters.

Ya lo dijo El Pipo: “El pueblo es tonto y traga”. Como escribió Blasco Ibáñez: “Arros y tartana, y que figa la bola a la valenciana”.

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